Apoyar a los hogares afectados por el terremoto en las provincias de El Oro y Guayas, para mejorar su bienestar y satisfacer sus necesidades básicas, es el objetivo del proyecto que ejecuta Cáritas Ecuador con el apoyo de Catholic Relief Services (CRS). El evento telúrico que sacudió en estas dos provincias del Ecuador se registró el pasado 18 de marzo.
En Guayas y El Oro el terremoto causó daños significativos a varios hogares, infraestructura pública, escuelas y centros de salud. Según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SGR), 944 casas sufrieron daños y 226 quedaron completamente destruidas.
En ese sentido, Cáritas Ecuador inició una evaluación de necesidades para identificar las más prioritarias y dar respuesta a las comunidades afectadas. En un primer momento se entregó ayuda humanitaria como: alimentos, artículos de higiene personal, reparaciones de refugios y apoyo psicosocial.
Técnicos del área de movilidad humana de Cáritas Ecuador, así como personal de Cáritas Machala y voluntarios brindaron apoyo psicosocial a las familias vulnerables afectadas por el terremoto. En el ámbito psicosocial se apoyó el manejo y alivio del estrés, la violencia y el abuso de género y las técnicas de relajación.
“Ese día del terremoto fue horrible, mi casa se agrieto pero Cáritas se hizo presente y nos ayudó, me brindaron un apoyo que nos sirvió de mucho para cambiar el techo de mi casa. Dios puso su mano para que nos den la ayuda y que siga beneficiando a otras personas que necesitan”. Elva Méndez, beneficiaria de Machala.
También se ofreció la Asistencia en Efectivo Multipropósito (MPCA) a 300 hogares vulnerables de las provincias de El Oro y Guayas. Aproximadamente 1.200 personas recibieron apoyo para cubrir sus necesidades más inmediatas como: comprar alimentos, suministros de hogar, cubrir los costos de alquiler de emergencias y/ o reparar sus casas.
La población afectada de la Isla Puná y la Puntilla, en la provincia del Guayas y Machala en El Oro, son los sectores que se han beneficiado de la ayuda humanitaria que la Iglesia ha entregado hasta el momento a través de la Pastoral Social Cáritas Ecuador.
Los equipos técnicos de Cáritas han mantenido contacto con los gobiernos locales, quienes proporcionaron apoyo logístico como transporte y personal para prestar la ayuda humanitaria y llegar a las familias de las comunidades afectadas. La mayoría de las poblaciones afectadas en las áreas seleccionadas son hogares que viven en áreas rurales y periurbanas.
Cristina Romero, técnica de movilidad humana de Cáritas Machala, menciona que “hubo un trabajo articulado con los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GADS) municipales de los cantones, El Guabo y Machala a fin de coordinar y llegar a los sectores e identificar a las familias afectadas por el sismo. Se dieron talleres como: Psicosocial, se habló de las emociones, también se impartió educación financiera, para que las familias puedan elaborar su proyecto de vida. Hubo mucha aceptación de los talleres por parte de la comunidad beneficiaria. En los talleres se incluyó a las familias que perdieron sus casas y familiares y también se contribuyó con medios de vida”.
Recordemos que, Cáritas Ecuador forma parte del Sistema Nacional Descentralizado de Gestión de Riesgos es miembro de la Mesa Técnica de Trabajo No. 4 «Alojamiento Temporal y Asistencia Humanitaria» del COE cantonal de El Guabo y Machala, así como con el COE provincial de El Oro, de igual manera Cáritas participa en el Grupo de Transferencias Monetarias GTRM junto con otras organizaciones no gubernamentales para articular una respuesta y analizar las condiciones de vulnerabilidad de la población afectada en diferentes grupos de protección.
“Agradezco a Cáritas por visitar nuestro hogar y constate como se encuentra mi casa después del terremoto. Con el terremoto, las paredes de mi casita se cuartearon y el techo resulto afectado. La primera ayuda que recibí, fue para comprar alimentos y pastillas para mi esposo que tiene Parkinson y el resto de recursos es para arreglar el techo y el baño. Agradezco a Cáritas que es una institución grande que Dios me puso delante de ellos”. Chanena Figueroa Pérez, beneficiaria de Machala
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