Desde que empezó la pandemia del coronavirus, el trabajo de los equipos de movilidad humana en las diferentes jurisdicciones del país no se ha detenido.
Cáritas en Tulcán e Ibarra mantienen los servicios de asistencia humanitaria, jurídica y psicológica a la población migrante asentada en Ecuador, así como a las personas que vienen caminando desde otros países como Chile, Perú y también del interior del país.
Las decenas de familias migrantes que llegan a la frontera norte son asistidas por Cáritas Tulcán, quienes entregan kits de alimentos y artículos de higiene, así como también la escucha.
La situación de los migrantes en medio de la pandemia
Eliana Chacha, del equipo de movilidad humana de Cáritas Tulcán, manifiesta que una de las características que tiene demanda en esta época, son los retornos por parte de las familias migrantes, requisito de la etapa del proceso migratorio que tienen que cumplir las personas migrantes para regresar a su país de origen.
«Todos los días salimos a la carretera para asistir a los hermanos migrantes, ya sea para entregar raciones alimenticias, así como para escucharles, darles palabras de aliento y alivio y que continúen con su caminata», menciona Eliana.
La situación de las familias es muy fuerte toda vez que, al estar en un ambiente inseguro de transitar por la carretera expuestos al peligro, sobrelleva a que vivan momentos de estrés. La población migrante que se desplaza son: hombres solos entre 30 y 40 años y familias extensas con niños, que han enfrentado desalojos, están desempleados y no tiene para alimentarse, por lo que desear volver a Venezuela.
«No miremos la nacionalidad de la persona, todos en algún momento hemos sido migrantes, pongámonos en el zapato del otro, cuando podamos contribuir con un granito de arena lo hagamos, porque primero somos seres humanos», finaliza Eliana Chacha.
Otro de los territorios que apoya a la población migrante es Ibarra, aquí el equipo de movilidad humana también proporciona ayuda alimenticia, atención médica e insumos de hogar para aliviar en algo la situación económica que atraviesan las familias migrantes, señala Yesenia Fierro, de Cáritas Ibarra, quien enfatiza que con la cuarentena no han salido a trabajar pues la actividad de las personas es el comercio informal.
Así mismo el paso de los caminantes por la ciudad blanca es obligatorio para que lleguen a la frontera norte, por lo que la ayuda humanitaria no puede faltar para aplacar en algo el camino que tienen que recorrer para llegar a su país.
«Es importante que las personas se sensibilicen con los hermanos migrantes, que vean que son seres humanos igual que ellos, que tienen necesidades, emociones, sentimientos y que son hijos de Dios. Si usted ve un migrante en el camino bríndele agua y comida para que fortalezca su alma y cuerpo, ellos necesitan sentir la cercanía del otro», enfatiza Yesenia Fierro de Cáritas Ibarra.
«Como Iglesia queremos tender la mano a estos hombres y mujeres que sufren en tierra extraña; queremos ser signo de la presencia de Dios Padre y buscar con todos los hombres y mujeres de buena voluntad la justicia, la confianza y la paz».
Declaratoria de los Obispos de Colombia y Ecuador, en el Encuentro de Frontera. Esmeraldas, 22 de noviembre del 2011.
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