Por Hna. Daniela Maccari
Las perspectivas lanzadas desde la Plataforma del primer día de Habitat III, la Conferencia ONU sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sustentable que se realiza en Quito del 17 al 20 de octubre, han sido muy esperanzadoras. Los desafíos son oportunidades y los pobres futuros protagonistas en la construcción de ciudades humanas, según lo que se escuchó en las diversas intervenciones.
Las palabras más repetidas, desde la celebración de apertura hasta la primera Mesa redonda de alto nivel sobre el tema: «No dejar nadie atrás. Inclusión y prosperidad» han sido: rostro humano de la ciudades, inclusión, que nadie que quede atrás, participación, acogida, humanización, cooperación, acciones concretas… en una palabra «FUTURO HUMANO EN CIUDADES HUMANAS CON ROSTRO HUMANO», donde la diversidad es fortaleza y no debilidad, donde se tienen que romper los modelos de exclusión, donde el valor de las ciudades son las personas y sus habitantes. Todo esto exige compromisos, entre ellos de lenguaje; no hablar de pobreza sino de causas de desigualdad, porque las ciudades con desigualdades son débiles ya que en ellas se violan los derechos humanos.
Vivienda digna, agua, energía, educación, alimentación, salud… son derechos fundamentales y no productos de libre mercado.
Algunos jefes de Estados presentes y delegados de diversos países han presentado los trabajos de sus gobiernos realizados y a realizar, así como los desafíos para humanizar el proceso siempre más rápido de urbanización que, según las previsiones, en el 2030 contará con 2 mil millones de personas viviendo en slums.
Han sido muchas las preguntas para hacer frente a tantos y grandes desafíos; se espera por lo tanto que en los próximos días los compromisos de la nueva Agenda ONU respondan a la realidad de las ciudades de hoy y de mañana, y abran camino de participación donde de verdad nadie se quede atrás.
Imagen: Caritas Ecuador
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