En el mes de la Movilidad Humana queremos compartir cada día varios capítulos de la serie radial, y tú…¿De dónde eres? en los cuales expondremos las distintas realidades de las personas en contexto de movilidad humana en América Latina.
Capítulo 2: Militarización de fronteras
Estados Unidos pretende que el conjunto del territorio mexicano y Centroamérica se conviertan en una frontera “vertical”. La frontera sur mexicana (de Chiapas con Guatemala o Belice) se está convirtiendo, de hecho, en la frontera sur de los Estados Unidos, pues allí empieza el control militar de las personas migrantes que intentan alcanzar el sueño americano. Esta estrategia de Estados Unidos “es apoyada por las elites políticas y empresariales mexicanas y centroamericanas, ya que les sirve como excusa para militar el territorio y expandir sus proyectos extractivos”, afirman Diego Lorente y Salva Lacruz, director y responsable del Área de Incidencias del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova.
En los últimos años han crecido de manera súbita los recursos destinados a tal fin, en buena parte canalizados a través del denominado Plan Mérida. Estas inversiones “tienen que ver con planes diseñados desde la perspectiva de la seguridad nacional estadounidense, y contaminan las políticas migratorias mexicanas”, destacan los activistas. El Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova es una ONG fundada en 1994 que trabaja en la región del Soconusco (Chiapas), en la frontera sur de México. La actividad de esta organización, que opera desde la ciudad de Tapachula, se centra en el apoyo a personas migrantes que sobreviven a los peligros de la frontera, como refugiados, menores y mujeres indígenas, cuyos derechos laborales se ven especialmente vulnerados.
Con financiamiento de Estados Unidos, las fronteras de El Salvador, Guatemala, Honduras y México se encuentran militarizadas, situación que aumentan los controles fronterizos y la afectación a la dignidad de las personas migrantes.
Muchas personas llegan de estos tres países, pero también hay quien realiza tránsitos desde unas distancias mucho mayores, de África, Asia y América del Sur. Cuando llegan a la frontera sur de México, hay que reconocer que cruzar la raya es relativamente sencillo. Es una frontera muy porosa, geográficamente muy compleja y con numerosos puntos “ciegos”, por los que es posible el paso. Por ejemplo, con la asistencia de “coyotes”, personas que te ayudan a cruzar o redes de trata de personas. Las complicaciones empiezan frontera adentro. A la ciudad de Tapachula, a unos 25 kilómetros de la frontera, se llega con relativa facilidad, pero salir de ésta y desplazarse más al norte es muy difícil, salvo que uno esté incluido en una red de tráfico, o sus propias maneras de pasar al territorio central mexicano. Y, por tanto, seguir con la travesía hacia el norte. Para hacerse una idea, en los 300 kms siguientes de Tapachula hacia el norte, ubicamos más de 10 retenes de diferentes cuerpos de seguridad, a la caza del migrante para detenerlo.
Esta entrega nos trae testimonios al respecto. Les presentamos el segundo episodio de esta serie.
Fuente Texto: Enric Llopis-Revista Rebelión
Imagen: Archivo Fotográfico Cáritas
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