Así empieza el diálogo con el P. Leonel Zapata, párroco del Cantón Jama de la provincia de Manabí, una de las zonas más afectadas por el terremoto del 16 de abril que destruyó casi por completo la localidad y la iglesia Nuestra Señora del Carmen donde oficiaba la misa.
La conversación avanza con el sacerdote de origen colombiano quien muestra, cansancio, fatiga y sin embargo continúa con la tarea de seguir junto a la comunidad, ayudando, dando ánimo a los habitantes que perdieron a sus familiares y viviendas.
“La iglesia ha estado de una manera muy cercana a la gente tanto del Ecuador como de otros países que se han mantenido cercanos a la parroquia, ha habido el apoyo y la colaboración de una u otra manera para con la población.
Acá se les ha ido entregado a la gente que va llegando los víveres, pero hemos cortado porque la gente se está acostumbrando a ello, a que tenemos que estar recibiendo, como que no quieren prácticamente reactivarse a sus trabajos. Como me están dando la comida no tengo ningún problema. A la final paso bajo un plástico, una carpa durante un tiempo mientras me hace la casa y como tengo comida gratis no tengo ningún problema.
Incluso yo sé que todos tienen necesidades, ahora lo que estamos haciendo es yendo a las comunidades con los voluntarios a los recintos más apartados para entregar la ayuda humanitaria.
Las necesidades más urgentes de las comunidades son los víveres, el sustento diario, pero como le digo no hay que negarlo de que también las comunidades fueron lastimadas pero no tanto, hay partes que les quedaron las casitas bien, sintieron el temblor normal que no se le destruyo la casita pero aparecen ahora como bien necesitados entonces en esto tenemos que tener mucho cuidado parece que hay gente que está acumulando demasiado: colchones y comida.
Y me preguntaban esta semana ¿qué de grave tiene que no se le dé tres veces un kilo de comida a una familia? De grave no tiene nada y negárselo tampoco es grave porque una vez que se le dé, no diario sino semanal. La gravedad está, como no me está costando, yo puedo votar como nada y como está llegando no tengo ningún problema, esa es la gravedad que de pronto otros que son avergonzados que no piden, más bien se aguantan pueden estar necesitando esa comida, la que yo estoy dejando dañar por acumular por ambición y no pienso en el otro.
La ayuda que llega a Jama viene de distintas partes país como son: Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, de todas partes y la gente que nos llama de varios lugares preguntando que se necesita.
Las zonas más afectadas en el Cantón Jama son; el centro urbano, Don Juan, Pasaste, Campamento, Bigua, Tabuga, el Matal entre otros poblados cuenta el P. Leonel Zapata, quien agrega que la población en su mayoría son: pescadores, agricultores y jornaleros que se dedicaban a la ganadería.
Se les está dando animo que reiniciemos, que empecemos de nuevo porque si nos quedamos así, va haber tristeza, angustia y no podemos quedarnos estancados, asustados no podemos quedarnos bajo un plástico, una carpa, vamos a salir con una depresión, tenemos que salir y ayudarnos mutuamente.
Aquí no hay que perder la esperanza, hemos estado muy reanimados a través de las visitas que nos hacen los médicos, psicólogos, sacerdotes, religiosas, grupos apostólicos, y de toda la ciudadanía que nos han hecho llegar mensajes escritos dándonos ánimo que nos dan esperanza, entonces yo pienso que vamos a salir adelante con la ayuda de Dios en primer lugar y de toda la población.
El temor y miedo todavía se percibe en la población y la misión de la Iglesia continúa con el apoyo de la familia”.
Imagen: El País
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