Más de 220 millones de personas están en situación migrante; la mitad de ellas lo han tenido que hacer forzadamente, por razones de violencia interna o externa o por catástrofes naturales. También hay migraciones internas, especialmente en China, que suman otros 200 millones de personas desplazadas. Todos estos seres humanos necesitan la hospitalidad como impulso vital para comenzar una nueva vida.
En América Latina, Colombia y Centroamérica son los territorios que generan el mayor número de migrantes por diferentes formas de violencia, tanto social como económica. El conflicto armado colombiano vislumbra esperanzas de solución en los diálogos de paz que se celebran ahora en Cuba entre el gobierno colombiano y las FARC.
La situación económica y social centroamericana impulsa a millones de seres humanos a buscar nuevos horizontes en los EE. UU. Cuba y Haití también aportan numerosos casos de migración en los que la vulnerabilidad de ellas y ellos es evidente.
A partir del 2000, y en medio de una crisis económica grave, las y los ecuatoriamos nos vimos obligados a salir hacia el país del Norte y hacia España, Italia y otros países europeos. Algo similar ha ocurrido en Colombia desde finales del siglo pasado. Hoy, y a partir de la crisis europea, retornan ecuatorianas y ecuatorianos con el fin de restablecerse en el país.
La opción de migrar en América Latina es cada vez menos libre y más forzada. Lo mismo sucede en el Oriente medio, especialmente en Siria y el destino es Europa. Muchos países africanos también viven intensos procesos migratorios hacia el Viejo Continente. Las condiciones de viaje de estos migrantes son tan precarias que muchas de estas travesías terminan en la muerte.
Hay un denominador común en esta situación de mgiración forazada mundial: los gobiernos involucrados invierten más dinero en obstaculizar la migración que en atender las necesidades humanas generadas por el flujo humano. Se levantan muros, las fronteras se llenan de policías y soldados fuertemente armados, se crean leyes restrictivas y se toman otras medidas que no funcionan: la necesidad supera cualquier barrera y las y los migrantes prefieren morir en el intento que permanecer inmóviles en sus países de origen.
También es común en esta situación migrante una necesidad humana: la hospitalidad, la generosidad de las personas de los países receptores. Este llamado urgente a la hospitalidad es la intención primordial del Comunicado de la Campaña por la Hospitalidad que conjuntamente han emprendido varias organizaciones humanitarias de carácter laico y religioso, entre ellas la Past+oral Social Cáritas Ecuador.
Estas consideraciones y otras muy pertinentes hacen parte del Comunicado que busca visibilizar la situación, concientizarnos a nosotras y nosotros sobre el drama humano y proponernos asumir una actitud hospitalaria, humanitaria, cristiana. Las y los migrantes necesitan apoyo psicológico, jurídico y económico los 365 días del año. Que este Día Internacional del Migrante toque nuestros corazones y nos mueva a la acción misericordiosa en pro de quienes tuvieron que dejar todo atrás y comenzar una nueva vida.
Lee aquí el Comunicado de la Campaña por la hospitalidad:
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