En el año 2005 las organizaciones de los pueblos indígenas de las provincias amazónicas de Sucumbíos y Orellana convocaron a un paro total con movilizaciones, cierre de carreteras y ocupaciones de pozos petroleros.
Este paro fue contra las petroleras y el gobierno demandando que la mitad de las ganancias de las petroleras vaya al fisco, la construcción de carreteras; que el 16% del impuesto a la renta vaya a las poblaciones amazónicas de las dos provincias; más respeto al ambiente y a la naturaleza y otros.
El éxito del paro se debió a la organización de los pueblos indígenas, a las alianzas con las organizaciones sociales y al apoyo de la iglesia católica. Se logró reivindicar derechos porque se trabajó todos juntos. Desde estas y otras experiencias la iglesia emprendió nuevas búsquedas para dialogar y buscar alianzas para responder a las necesidades y problemas de los pueblos de la amazonia.
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