La vida de cada indígena y de sus comunidades en los pueblos amazónicos está íntimamente unida al territorio, al bosque y todo lo que contiene: los ríos, las lagunas, los animales, las plantas, árboles, costumbres y creencias.
Para los indígenas, el territorio no tiene límites, es libre, no pertenece a nadie y es de todos.
En el territorio se encarna la vida de toda la comunidad, por eso, la comunidad, el territorio y el bosque es uno solo. Por eso mientras las comunidades tengan territorio tendrán vida. La larga lucha por sus territorios ha sido amparada por la constitución y reconocida como un derecho de los pueblos indígenas y, por lo tanto, protegida por el Estado.
No deje de escuchar la serie radiofónica, “Cuidemos la Pan Amazonía: fuente de vida en el corazón de la Iglesia”.
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