Con inmenso cariño, Cáritas saluda a esos hombres que, con fe y con amor, se convierten en padres responsables, amorosos, formadores. Con gratitud, saludamos a esos seres que creen en la vida y perpetúan la Obra de Dios.
Saludamos a los padres de familia que se comprometen en la construcción del Reino, ese Reino que tiene en la paternidad la confianza de la custodia, esa paternidad llena de corazón y bondad.
Pedimos a Nuestro Señor que los cuide, los alumbre, los acompañe y les dé la sabiduría y el amor para seguir siendo buenos padres.
Hemos encontrado en la red un sentido escrito que dice mucho mejor lo que aquí queremos expresar. Lo ponemos a tu consideración, con la seguridad de que tu alma vibrará con los sentimientos que en él se expresan.
¿QUÉ ES UN PAPÁ….?
Un papá, lo que se llama papá, es una combinación extraña de razón y sentimiento.
Es aquel que sabe orientar y exigir, pero al mismo tiempo sabe amar.
Es aquel que al minuto de haber regañado con severidad, sonríe y guiña el ojo con ternura.
Es el que sabe decir no cuando es lo justo y sabe decir sí cuando es lo conveniente.
Un papá zapatea duro cuando cumple su deber y anda de puntillas en la noche cobijando nalguitas y cuerpecitos fríos.
Un buen papá es el que después, de una dura jornada de trabajo, al llegar a casa abraza a sus hijos y se vuelve un niño jugando con ellos.
Un papá es aquel hombre que genera vida, que acompaña y da seguridad ofreciendo una mano firme.
Un papá es un higo que parece duro y espinoso por fuera pero es puro y dulce en su interior.
Un papá es un director de orquesta, es el constructor de un nido, es el maestro de la escuela de la vida.
Un papá es ante todo un hombre con corazón, que sabe señalar el horizonte con optimismo y confianza.
Un papá, un verdadero papá, tiene mucho de mamá, aunque tenga fortaleza de varón inquebrantable.
Un papá es refugio seguro para el hijo que llora y sufre…un papá es aquel que sabe escuchar y alentar a los hijos en las derrotas de la vida.
A los papás se les dedica un día en el año, pero ellos dan todos los días para los suyos.
Son generosos por naturaleza, por voluntad y por amor. Además, un papá nunca muere, simplemente se esfuma para continuar mandando en su recuerdo con sus enseñanzas.
Los papás, son arriesgados, decididos, comprometidos y tenaces.
La vida de los hijos transcurre felizmente a la sombra de un buen papá, como el amigo y confidente que refleja la ternura, la bondad y el amor de Dios–Padre.
(Tomado de www.taringa.net)
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