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Gandhi – Cultura de la no violencia

Ayer jueves se cumplieron 66 años de la muerte de Gandhi. Fue asesinado por los violentos –un fanático–, a los 78 años de edad, sin ver cumplido su sueño: la independencia de la India. De los apóstoles modernos, Gandhi es uno de los más grandes iluminadores en el laberinto de la posmodernidad. Con él se inicia la filosofía de la no violencia.

Tocamos el tema de la necesidad de crear una cultura de la no violencia hace una semana, refiriéndonos al fútbol. Hoy lo hacemos más a fondo. Somos conscientes de que existe esta cultura, y necesitamos oponer a ella una contracultura. Gandhi es un ejemplo de esta filosofía, que tanta falta le hace a la humanidad.

Y decimos filosofía porque el concepto tiene un enfoque eminentemente filosófico. Así lo afirma Jean-Marie Muller en su libro “El coraje de la no violencia. Nuevo itinerario filosófico”. Muller tiene 75 años y ha dedicado gran parte de su quehacer filosófico a Gandhi y a la no violencia. Recomendamos la lectura este libro.

Hay que tener coraje para reconocer que nos habita, como seres individuales, y también como seres sociales. Pero empecemos por nosotros mismos, nos recomienda el filósofo francés. Y más coraje necesitamos para emprender una cultura no violenta, tanto en nosotros mismos, como en nuestro entorno. Uno de los capítulos de este libro se llama precisamente “Los riesgos de la acción”: es difícil ser no violento.

Para la Iglesia, es un tema trascendente: Jesús, nuestra Luz, murió violentamente. Heredamos una cultura violenta, desde nuestros orígenes: la hermandad de Caín y Abel terminó en el primer crimen de la nuestra historia.

Ayer nos olvidamos de celebrar a Gandhi y recordar su ejemplo. ¿Los mayores le hemos olvidado?; ¿conocen a Gandhi nuestra juventud y niñez? Gandhi, con su filosofía, es un paradigma que no podemos olvidar. Este pequeño hombre llevó a cabo una forma nueva de lucha contra la injusticia y la desigualdad.

Miremos bien cuán cristiano fue Gandhi en su elección y acción: se fue a la casta más baja, en una sociedad estratificada en exceso. Y fue tan moralmente fuerte su lucha contra la injusta colonial y contra la desigualdad social, que terminó como Cristo: silenciado por los violentos. Pero, como Jesús, con su muerte se multiplica su voz, y su luz se hace más grande.

Terminamos preguntándonos –o preguntándole a Jean_Marie–: ¿es la no violencia un nuevo itinerario filosófico? Porque lo del coraje nos queda claro. Para Muller, el único y válido quehacer filosófico actual consiste en superar la violencia que nos habita como personas, y la que nos rodea. Y querido Mahatma Gandhi, perdónamos por habernos olvidado ayer de ti. Gracias por tu legado.

 

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