Esta semana en la Casa Grande tuvimos un invitado de otra cultura totalmente diferente se trata de Adrián, un joven de 19 años alemán, que ha venido a Ecuador, desde hace ya varios meses. Él está ayudándonos aquí en Cáritas como voluntario.
Adrián nos cuenta que le encanta Ecuador, la gente la música la comida, se quedó sorprendido de lo barato que puedes comer aquí en un restaurante por solo 3 dólares o menos con jugo incluido. También nos cuenta que la gente ecuatoriana es mucho más alegre y abierta que las de su país, Alemania. Lo único desagradable que encuentra en Ecuador es la inseguridad, aunque por suerte no ha tenido ninguna experiencia mala todavía, pero por andanzas e historias de sus amigos sabe que desafortunadamente es totalmente cierto.
Nos cuenta que en Alemania poca gente sabe dónde está Ecuador. Algunos piensan que es pura selva, poca gente que todavía no tiene tejados en sus casas, pero él al volver se ha comprometido a cambiar esa idea de sus ciudadanos, para que también tengan ganas de venir a este bonito país.
Adrián también nos contó que en Alemania todavía se discrimina mucho a la gente de color y él lo sabe bien. Casi todos sus amigos son de color, y dice que cuando va con ellos por la calle algunas personas se cambian de acera o cuando van a una tienda y se quieren probar un reloj, no les dejan por el miedo a que se lo roben.
Esa realidad la ve parecida a la de Ecuador y es algo que le duele mucho. Sabe que hay discriminación contra la gente indígena y no lo puede entender. Él sabe que parte de las raíces de los ecuatorianos es indígena, pertenece a esa cultura que es muy valiosa.
Lo que nos queda claro en este programa es que la discriminación existe en todo el mundo, y que cambiar esa situación depende de nosotros y de la actitud que tengamos frente a personas diferentes.