La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) declaró el 16 de octubre de 1979 como el Día Mundial de la Alimentación. Cuarenta años más tarde, la FAO sigue con su plan Hambre Cero, en el que se propone, no solo erradicar el hambre, sino también, asegurar una alimentación saludable y nutritiva.
Según el Programa Mundial de Alimentos, en un estudio realizado en 2018, afirma que: uno de cada seis niños está bajo de peso y uno de cada 4 tiene retraso de crecimiento; 66millones de niños de primaria asisten a la escuela con hambre; la mayoría de las personas con hambre en el mundo viven en países en desarrollo; si las mujeres tuvieran el mismo acceso a la agricultura, el hambre se reduciría a 150 millones de personas; cerca de 795 millones de personas no tienen comida suficiente para llevar una vida saludable.
La Pastoral Social Cáritas, desde su área de Economía Social y Solidaria, acompaña a campesinos e indígenas de varios territorios del país, en especial en las provincias de: Esmeraldas y Chimborazo, en las que se impulsa una alimentación saludable con el cultivo de huertos familiares agroecológicos.
En la misma línea, Esteban Daza del Instituto de Estudios Ecuatorianos menciona que “La alimentación debe ser segura y soberana, segura porque el ser humano debe tener cada día alimentos saludables para consumir, y soberana porque políticamente está en la decisión de la persona comprar a los pequeños agricultores o comprar en las grandes cadenas de supermercados”. También señaló que la alimentación se encuentra amenazada por el capitalismo, consumismo y cambio climático.
Por su parte, Paulina Barrera, integrante del Colectivo Ananda, expresa que “debemos ser conscientes del cambio climático y explotación de la tierra, porque desde la ciudad se succiona la salud del campo, por eso, se trata de impulsar la siembra de nuestro propio huerto urbano, para sembrar y comer más sano, sin químicos, y sobretodo defender la tierra de los grandes monocultivos.
Apropósito de este día, el Papa Francisco se pronunció y menciona que “los problemas de nutrición solo pueden combatirse cultivando estilos de vida inspirados en la gratitud por los dones que hemos recibido y la adopción de un espíritu de templanza, moderación, abstinencia, control y solidaridad”.
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