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Este 16 de abril se conmemora el Día Mundial en Contra de la Esclavitud Infantil, en conmemoración al asesinato del niño pakistaní Iqbal Masih, quien se convirtió en uno de los principales activistas en contra de la explotación laboral infantil, luego de escapar de la fábrica donde trabajó en régimen de semi-escalvitud hasta los diez años de edad.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se define como «Trabajo Infantil» a toda actividad que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Aunque cabe mencionar que si el trabajo no perjudica al niño y lo impulsa a un desarrollo integral y cultural, no se considera como delito.

Según el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), en América Latina, 5,7 millones de niñas y niños trabajan sin haber cumplido la edad mínima de admisión al empleo o realizan trabajos que deben ser prohibidos, actividades que implican un alto riesgo para los menores como la minería, los basureros, el trabajo doméstico, la cohetería, la pesca y trabajo doméstico.

Es importante mencionar que existen varios tipos de explotaciones totalmente denigrantes e ilícitas, como la trata con fines de esclavitud sexual, laboral y mendicidad.

De esta manera, en el contexto latinoamericano, uno de los grupos minoritarios más afectados es el de los niños y niñas indígenas, que viven en extrema pobreza y sufren discriminación, sumado a esto la falta de acceso a los servicios sociales.

En Ecuador, el trabajo infantil de menores de 15 años está ubicado con mayor intensidad en la sierra centro (Cotopaxi, Chimborazo y Bolívar), lo que revela que los niños de nacionalidades indígenas tienden más a trabajar en condiciones que atenten a su integridad, que las demás identificaciones étnicas.

Según un estudio realizado por UNICEF en conjunto con el INEC en 2012, el 2.1% de niños menores a 14 años trabajan y estudian y el 0.5% solo trabaja. Por otro lado la realidad de los adolescentes de entre 15 y 17 años es que el 6% trabaja y estudia pero el 6.8% dejó de lado sus estudios para trabajar.

Al respecto, el Papa Francisco se ha pronunciado muchas veces, calificando como una forma de explotación moderna al trabajo infantil y menciona que «Todos los niños tienen que poder jugar, estudiar, rezar y crecer en su propia familia, en un ambiente armonioso, de amor y de serenidad. Es su derecho y nuestro deber», e invitó a toda la comunidad a luchar en contra de esta «auténtica plaga».

Imagen de cabecera vía vaticannews.va.

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