“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar.
Pasar haciendo camino…. Se hace camino al andar”
Al llegar a Ecuador hace casi 10 años me fue difícil, en un comienzo, sentirme en casa por todo lo que implicó dejar mi vida y tantos afectos y experiencias profundas en México. Vine aquí como parte de mi proyecto de vida, como opción, y ha sido todo ello una gran bendición. En un inicio me sentí un poco perdido en la búsqueda de mi sitio de misión y entrega de vida, y aunque tuve experiencias muy profundas y de gran aprendizaje, no parecía encontrar mi lugar dónde gastar la vida por el Reino. Incluso en el que parecería haber sido mi sitio natural, encontré que las puertas no estaban abiertas o no era el momento adecuado.
Así fue que llegué, casi por accidente (hoy sé que fue Diocidencia) a Cáritas Ecuador hace casi 8 años, y poco a poco se fue tornando en mi hogar y en mi lugar para encontrar sentido a mi opción de vida por ese otro mundo posible. Creo que fue, sobre todo, porque me encontré a mí mismo otra vez en los rostros de los compañeros, y sobre todo en los ojos de los que en las realidades más complejas trabajan con muy poco por hacer la diferencia en la vida de otros, y esto por pura convicción de fe y justicia. También sentí que, en medio de inmensos desafíos, las puertas en la Cáritas estaban totalmente abiertas para que pudiera traer lo que por tantos años me había sido dado como regalo, para poder compartirlo, y en ello también dejar mi huella. Pude plasmar los sueños más profundos, y el anhelo genuino de sentir con la Iglesia. He aprendido a amar la fragilidad y la riqueza de este camino eclesial, mucho más que antes, sobre todo por los testimonios que todos los días hacen la diferencia para que este mundo sea un mejor lugar para los más excluidos.
Lo más hermoso de todo ello es que pude retomar mi amado ministerio de acompañar y animar encuentros profundos con el Dios de la vida, con su proyecto de encarnación, reconocerlo y acompañar su muerte en medio de las injusticias, y abrazar su indudable resurrección en lo pequeño y en la certeza de que el reino está en camino y cuenta con nuestras manos para hacerse verdad. Lo vi en tantos sitios y lo experimenté a través de tantas personas que era imposible no reconocerlo Resucitando ahí.
Este no es un adiós, ya que la misión que seguiré ha nacido aquí mismo en el sueño de un proyecto de servir a la vida y el Reino en la Panamazonía, la cual continuará también aquí; al menos por algún tiempo más. Seguiré en esta mi casa la Pastoral Social Cáritas Ecuador de una manera muy distinta, pero siempre cercano y agradecido de que la REPAM seguirá vinculada en lo formal y haciendo parte de la misión conjunta con la Cáritas en Ecuador y de la región.
Agradezco a tantas mujeres y hombres que, en este servicio de Secretariado de 4 años, y 4 años antes en tareas de espiritualidad, formación, incidencia política y reestructuración de la misión de la Cáritas, han hecho de este lugar mi hogar. No hay palabras para agradecer por tanto. También es una ocasión para pedir disculpas por las omisiones, ausencias y equivocaciones que son parte de este servicio de animar instituciones desde nuestras fragilidades. Pero, sobre todo, reconozco que hemos vivido mucha gracia. Le agradezco profundamente a Mons. Heras por haberme invitado a este servicio de Secretaría Ejecutiva, y de manera especial a Mons. Parrilla quien me abrió las puertas a mi llegada hace casi 8 años, y con quien hemos vuelto a compartir este último año en el servicio de secretaría ejecutiva en su retorno a la presidencia de la PS-Cáritas. Mi gratitud también a los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
Agradezco el servicio cercano, sincero y apostólicamente eficaz de Édgar quien me acompañó por estos 4 años como subsecretario, y a cada uno de los coordinadores de área con los que hemos creado posibilidad y camino institucional, a los equipos de trabajo, a los miembros de las Cáritas Diocesanas y Vicariales, y a todos y todas con los que nos hemos encontrado en el camino para vivir esta inconformidad esperanzada. Me siento feliz, siento también que hemos tomado lo mejor de lo que nos entregaron a nuestra llegada, y hemos visto florecer muchas nuevas posibilidades en este tiempo, y así mismo esperamos poder entregar muchos frutos y semillas sembradas en esta nueva etapa que comenzará. Un gracias especial a aquellas y aquellos que en este servicio se hicieron cómplices profundísimos en todo este camino, con quienes compartimos alegría, llanto, esperanza y mucho desafío. En la comunión profunda está mi gratitud por todo lo vivido con ustedes.
Quiero dar la bienvenida al P. Josetxo García, quien a partir de este Lunes 11 de Junio asume la secretaría ejecutiva de la PS-Cáritas Ecuador. Con él hemos caminado cerca de un año en este proceso de preparar la transición, y desde antes compartiendo servicio en este compromiso por la Cáritas. Le deseo todo lo mejor, agradezco mucho su disponibilidad y apertura, y estoy seguro que el buen Dios lo sabrá guiar en esta misión que emprende.
A cada persona que nos acompañó, a las instituciones fraternas internacionales y nacionales, a toda la RED Cáritas Internacional, en América Latina, y nacional, a los socios, y sobre todo a aquellos que hemos querido servir todos los días: Gracias. Se quedan en las manos de este nuevo equipo.
Es una gracia sabernos “de paso”, poder cerrar ciclos con libertad y gratitud, y seguir adelante. Continuaré vinculado a la Cáritas en los proyectos asociados a la Panamazonía, y disponibles para acompañar todo este proceso de transición en lo que sea posible. Cualquier inquietud no duden escribir al P. Josetxo quien a partir de ahora estará como enlace formal con todos ustedes.
Seguiré con el mismo correo electrónico, pero les pido que toda cuestión formal relacionada con la Cáritas Ecuador y su Secretaría, puedan escribir a partir de este momento al P. Josetxo al correo:
[email protected]
Nos seguiremos encontrando en este camino del reino, en el que el Encarnado, Vivo, Muerto y Resucitado nos invita a entregarnos con pasión cada día de nuestras vidas.
Mauricio López Oropeza, “Mau”.
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