Así lo manifiesta el P. Olmedo Bermeo, coordinador de la Pastoral Penitenciaria de la Arquidiócesis de Cuenca, quien da cuenta del trabajo que realiza esta pastoral con las personas privadas de la libertad en el centro carcelario de Cuenca.
¿Para empezar el diálogo, por favor nos indica cuál es el quehacer de la pastoral penitenciaria en la Arquidiócesis de Cuenca?
“Gracias por tomarnos en cuenta y gracias por estar atentos con los hermanos privados de la libertad. Sabemos que hay muchos que por errores, por esas cosas están lejanos de su familia.
La cárcel o el centro de rehabilitación social es un centro regional, donde están más de 3000 internos. Desde hace dos años, gracias a monseñor Luis Cabrera, que con iniciativas humanas pidió, incremento y solicito desde la pastoral social trabajar dentro de la Pastoral Carcelaria Penitenciaria.
Se inició mucho antes que la arquidiócesis con el hermano Roberto, quien muy decidido y cariñoso entraba solo a través de confraternidad carcelaria, luego lo tomo monseñor Cabrera, donde se fue incrementando poco a poco dentro del centro penitenciario. La labor pastoral se la inicio con el jubileo, luego se fue ampliando con los sacramentos, bautismo, primera comunión y confirmación.
¿Durante el tiempo que está al frente de la Pastoral Penitenciaria, cuál es el ánimo de las personas privadas de la libertad frente a la tarea que ustedes realizan?
Primeramente la voluntad de los voluntarios de van desde fuera con interés humano pastoral, llenos de fe y esperanza, sabiendo que ahí hay hermanos, al momento hay setenta voluntarios en las diferentes áreas de la pastoral penitenciaria y dentro de los internos una gran esperanza, realmente no se ve una fe tan grande como los internos especialmente para las eucaristías, ellos dejan la mayor cantidad de cosas y van a las eucaristías con una fe y devoción.
En las demás área de trabajo que tiene la pastoral los internos participan también de manera activa, en los talleres de artesanías, en las charlas de prevención contra las drogas, los internos participan no menos de 35 y 40 personas, hay nueve pabellones entre hombres y mujeres
¿Cuándo usted habla del trabajo de los voluntarios de la pastoral penitenciaria, como ellos se preparan para estar en el centro de rehabilitación?
Los voluntarios se preparan afuera, tenemos reuniones permanente de capacitación, formación y luego ellos imparten en el centro. Hay varias parroquias urbanas y suburbanas que participan en las diferentes áreas de trabajo.
La labor que realiza la pastoral con las personas privadas de la libertad se lo hace de lunes a domingo en los diferentes horarios en los que puedan involucrarse los diferentes pabellones.
Dentro de los talleres se va haciendo un proceso y a los internos se les entrega un certificado desde la Pastoral Penitenciaria, para que eso les ayude en sus beneficios internos.
¿Cuál es la experiencia y qué significado tiene para usted P. estar en la Pastoral Penitenciaria?
Tenemos una experiencia bastante cercana a los internos y eso nos ha motivado dentro de la pastoral social estar cercano a ellos, motivar porque son seres humanos, son hermanos, son cristianos, son hijos de Dios y mientras hay un soplo de vida también hay un soplo de esperanza que se puede cambiar, y siempre Roberto nos decía cada día que íbamos; este es un cementerio de hombres vivos y mientras hay vida hay que seguir ayudando.
Le comento que en los internos hay mucho respeto profundo para la pastoral penitenciaria, porque cuando vamos llegando hay un interés porque se sienten acogidos y llamados.
¿Para finalizar, cuál es mensaje final para las personas que no están escuchando?
Pedirles a todos que recuerden que nadie está libre de estar adentro, que hagamos algo por ellos que se encuentran abandonados por sus familias, que promovamos, que nos unamos a la pastoral penitenciaria en lo que podamos ayudar como voluntarios pastoralistas o como ayuda social. Unámonos como iglesia, como personas para seguir acompañando a las personas que se encuentran privadas de la libertad”.
«El respeto a la vida es fundamento de cualquier otro derecho,
incluidos los de la libertad»
Papa Francisco
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