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Tras 72 horas de ocurrido el sismo, un equipo conformado por la Pastoral Social Cáritas Ecuador (PSCE), Catholic Relief Service (CRS)  y Mercy Corps, se trasladaron a las zonas más afectadas de la provincia de Esmeraldas, Chamanga, Muisne y el cantón Pedernales de la provincia de Manabí.

Esta primera visita tuvo el objetivo de hacer un reconocimiento en la zona y una evaluación de los daños y conocer cuáles son las necesidades más urgentes de la gente, comenta Gabriela Mera, responsable del área de Gestión de Riesgos de la PSCE, quien sostiene que lo más se necesita es: agua, alimentos, kits de aseo personal y obviamente poco a poco la reconstrucción de sus viviendas.

El acompañamiento psicosocial y espiritual para las comunidad en estos momentos de dolor, es básica y vamos a trabajar con la población de las zonas afectadas, nos dice Gabriela Mera.

Sin embargo a la pregunta de cómo realizar un trabajo de reconstrucción en la parte anímica, afectiva, psicológica y espiritual, ella sostiene que la iglesia tiene una estructura sólida nacional y la confianza que tiene la gente.

“Muchas personas no tiene mucho interés en conversar de su realidad y de lo que ha pasado, pero si usted se acerca y le dice que somos de la iglesia que queremos acompañar y brindar ayuda social, ahí la gente es más permisiva y se acerca y encuentra como cierto consuelo de la iglesia en los lugares”.

Durante el diálogo que mantuvimos con Gabriela Mera, confeso que al entrar al cantón pedernales fue inevitable que se derramen lágrimas, porque tuvo la oportunidad de conocerla antes de la tragedia como la ciudad turística y hotelera.

“Verla ahora una ciudad devastada la comparo con una zona de guerra es como cuando uno ve en la televisión los bombardeos es exactamente así y lo que más duele es ver a la gente que no tiene un horizonte, camina y paródijicamente se distrae con la movilización de los escombros. Da mucho dolor e impotencia y las ganas de hacer algo urgente, es triste y no hay palabras de consuelo para la gente lamentablemente”.

El trabajo de la iglesia de hoy en adelante se va iniciar en coordinación con las pastorales sociales de las dos provincias, tanto de la Arquidiócesis de Portoviejo y el Vicariato de Esmeraldas, con ellos se va a encontrar el mecanismo de acercamiento con la comunidad, destaca Gabriela Mera, quien manifiesta que el voluntariado es muy importante, hay gente que está interesada en acompañar y ventajosamente las dos jurisdicciones tienen experiencia y un buen contingente de voluntarias y voluntarios.

“Como alguna vez escuche a los voluntarios que en algún momento el desastre de ellos tomarlo como propio, vivir su dolor, y hacerle sentir que ese desastre sea tomado como una oportunidad, y que sea una oportunidad de crecer y que son ellos los únicos responsables del crecimiento, repotenciación y renacimiento de sus poblaciones”.

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