Hoy, día internacional de la mujer, la Campaña por la Hospitalidad recuerda que en Latinoamérica y el Caribe las mujeres son el 51,6% de la población migrante y que muchas de ellas están fuertemente afectadas por la dura realidad de la migración forzada, el desplazamiento y el refugio. Además reconoce el liderazgo de las mujeres cuando se trata de practicar la hospitalidad con las personas migrantes o refugiadas, de buscar a los migrantes desaparecidos o de luchar por mantener la unidad familiar a pesar de la distancia.
Desde Centroamérica cada vez más mujeres, y a menudo menores, se encaminan por las peligrosas rutas migratorias que antes eran utilizadas mayoritariamente por los hombres, exponiéndose al peligro adicional de la violencia de género y la explotación sexual. Muchas no tienen alternativa. La discriminación en el mercado laboral (donde los hombres siguen consiguiendo más y mejores trabajos), la violencia doméstica, los prejuicios sociales hacia las mujeres solteras, la pobreza, la criminalidad organizada, la violencia estructural en Estados que no logran garantizar la seguridad y los derechos básicos a su población fuerzan a las niñas y a las mujeres a dejar su lugar de origen. Por otro lado, al interior y alrededor de Colombia, muchas mujeres deben dejarlo todo y desplazarse con sus familias para huir de la amenaza de las armas o de la codicia sobre la tierra que habitan. Desde los países andinos y del Caribe muchas mujeres se aventuran en un nuevo proyecto vital que las lleva a cuidar a las personas ancianas de familias acomodadas en los países más ricos de América Latina o del Norte o de Europa, mientras mantienen la responsabilidad de su familia de origen.
Las mujeres migrantes, desplazadas o refugiadas tejen en el día a día una nueva realidad para sí y los suyos. Las anima el deseo de un futuro diferente y la perseverancia de buscarlo. A menudo encuentran poca o nula protección, si no abierta discriminación, en su camino y en el país adonde llegan. Pero también es frecuente que logren alguna forma de autonomía, que se asocien para reivindicar sus derechos y ayudar a otras mujeres, que consigan enviar remesas y/o reunificar a sus seres queridos.
La Campaña por la Hospitalidad pide que se respeten los derechos humanos de las mujeres migrantes, desplazadas o refugiadas, con independencia de su nacionalidad y estatus migratorio, en los países de origen, tránsito y destino. Esto significa garantizar a toda mujer el acceso a la asistencia sanitaria allí donde se encuentre, con particular atención a la situación de las mujeres embarazadas o violadas, el acceso ágil a una protección eficaz en caso de violencia de género y a condiciones de trabajo dignas. Solicitamos la más amplia ratificación y el pleno cumplimiento de las convenciones internacionales que reconocen los derechos de las y los trabajadores migrantes, de las y los refugiados y la eliminación de toda forma de discriminación y violencia contra las mujeres.
También deseamos la puesta en marcha de políticas que faciliten la unificación familiar reconociendo a toda persona el derecho a vivir y a desarrollarse alrededor de los suyos.
En especial, lamentamos la falta de eficacia y de coordinación inter-gubernamental con la cual todavía se aborda la plaga de la trata de mujeres con fines de explotación sexual o de trabajo servil, una realidad invisibilizada, pero alimentada por una demanda que debe ser combatida en origen y en destino.
En este día queremos celebrar dos experiencias de mujeres que ocupan la esfera pública practicando la hospitalidad con las y los migrantes. La Caravana de las Madres Mesoamericanas que marchan en búsqueda de sus hijas e hijos migrantes desaparecidos, denunciando los abusos y la violencia de quienes convierten la migración en un negocio y la desprotección culpable en que incurren los Estados. Y Las Patronas, que celebran en 2015 su 20 aniversario, y muestran la enorme fuerza trasformadora de las acciones sencillas, devuelven la humanidad a las y los migrantes y nos recuerdan que cada persona tiene derecho a migrar en condiciones dignas y a recibir protección contra la violencia.
La hospitalidad es mujer y es el camino para que nuestras sociedades sean justas y solidarias.
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