Este sábado 21 se celebra en Ecuador el Día del Médico. En esta fecha, en 1747, fue bautizado el Dr Eugenio Francisco Xavier hijo de Luís de la Cruz y Espejo y de Catalina Aldás, más conocido como nuestro Dr. Eugenio Francisco Xavier de Santa Cruz y Espejo. Además de médico, Eugenio fue investigador, escritor, ideólogo, periodista, pensador, político y prócer de la independencia de Ecuador.
Hijo de indígena peruano y mestiza quiteña, hereda su vocación por aliviar el dolor a los pobres de las manos y el ejemplo de fray José del Rosario, médico del hospital La Misericordia, haciéndose médico a los 20 años. A partir de sus 30 años, y empleando «El nuevo Luciano» como medio comunicativo, el médico se convierte en cronista, para atacar duramente a la ciencia quiteña de ese entonces y al sistema educativo vigente.
Pero fue el rey Carlos I su principal blanco, y a quien llamó “el rey de barajas”. Pronto se granjeó la enemistad de las autoridades españolas que, en más de una ocasión, quisieron quitárselo de encima ofreciéndole prevendas y extrañas investigaciones en el Oriente ecuatoriano. Espejo prefirió la cárcel. Librado del impase, el médico quiteño inicia sus investigaciones sobre enfermedades comunes y sus causas, todas relacionadas con pésimas condiciones de higiene en las que vivía gran parte del pueblo pobre.
La visión científica del Dr. Espejo chocó contra las opiniones reaccionarias de la flor y nata de la medicina quiteña, razón por la que se ve obligado a residir en Lima por casi diez años. Regresa al país para enfrentarse al alcalde de Riobamba, escribiendo “La defensa de los curas de Riobamba”, desmintiendo la acusación de maltrato que les indilgó el edil riobambeño. Recrudece sus críticas a los terratenientes y latifundistas, poniendo en duda la validez del modelo socio-económico que se dictaba desde España. Es apresado y conducido a Bogotá, para ser juzgado por el Virrey.
Liberado de cargos, se didica a sus ensayos políticos, convirtiéndose en la conciencia social de la época. Critica el centralismo, cultiva el campo educativo y científico, en fin, su mente no para de producir. Pero fue la monarquía, su indignación contra ella, la mayor fuente de inspiración de este inmenso pensador quiteño.
Memorable fue el amanecer en las que las cruces de Quito quedaron cubiertas por mantos de color escarlata como protesta a la tiranía española. Bajo el lema «Al amparo de la cruz, sed libres, conseguid la gloria y la felicidad», quiso mover las conciencias quiteñas. Su propuesta se hizo cada vez más peligrosa, teniendo que ir de nuevo a la cárcel en 1795. Su precaria salud se debilitó, fue puesto en liberta y murió pocos días después.
Más allá de la leyenda sobre un héroe real, queda la reflexión: fue un médico, conocedor del dolor y solidario con los pobres, quien nos marcó el camino hacia la libertad. El precursor de nuestra independencia, hombre bendecido en dones intelectuales y morales, encendió la primera luz de libertad en nuestro antiguo Ecuador.
En cuanto a la salud ecuatoriana, y según la base de datos Bloomberg, el país ocupa el puesto 20 a nivel mundial en cuanto a calidad de cobertura y prestación de servicios, solo superado, a nivel regional, por Chile en este campo. La inversión estatal en salud del año 2006 fue de 1.934 millónes de dólares, mientras que en el 2013 la inversión superó los 7.000millones de dólares.
Refiriéndonos al número de atenciones, en el 2006 se dieron 16 millones de consultas, mientras que en el 2012 se presentaron más de 38 millones de visitas. Otro dato importante: la mortalidad de niñas/os menores de un año por enfermedades diarréicas disminuyó del 27,5% en el 2007 al 8% en el 2011. Los avances en el sector de salud logrados por el actual gobierno son evidentes.
Terminamos este saludo al Dr. Espejo y a todos los médicos del país recordando las palabras del Papa Francisco: todo tiempo dedicado a visitar a las y los enfermos es tiempo de amor. Que la generosidad cristiana se entrañe en el corazón de quienes creemos en Jesús. Por último, hacemos votos para que la salud de nuestro país esté siempre en manos de colegas similares al Dr. Espejo, ejemplo de profesionalidad y moral.
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