Este archipiélago, con una extensión territorial un poco mayor a la de Ecuador, y con más de 94 millones de habitantes, es uno de los países más densamente poblados del mundo (ocupa el 12ª puesto a nivel mundial). El 90% de su población es católica. La llegada de Fernando de Magallanes en 1521 cambia la historia de Filipinas, dando inicio a la colonización española y a la evangelización de un pueblo que mantiene su fe católica hasta nuestros días: esta es la razón principal de la visita de Francisco a las islas orientales.
¿Cuál fue el motivo sustancial del viaje del Papa a Filipinas y a Sry Lanka? La intención fundamental de Francisco es clara: confirmar en la fe y en la misión a estos dos países, tal vez los más distantes –en términos geográficos– del círculo de influencia cristiano. Estos dos países están rodeados de una población mayoritariamente musulmana, y la visita papal es una forma de acercar dos mundos, dos cosmovisiones, dos profesiones de fe que deben convivir en paz.
Debemos interpretar este viaje del Papa como un aporte al diálogo interreligioso, requisito indispensable para alcanzar la paz mundial. Así como hablamos de geopolítica, bien podemos hablar de georeligión y, en este sentido, la intención de Francisco es muy clara:
“Las diversas religiones tienen un papel significativo para desarrollar a este respecto. Mi encuentro con los exponentes religiosos ha sido una confirmación de las buenas relaciones que ya existen entre las varias comunidades. En este contexto, he querido alentar la cooperación ya iniciada entre los seguidores de las diferentes tradiciones religiosas, también con el fin de poder sanear, con el bálsamo del perdón, a cuantos todavía están afligidos por los sufrimientos los últimos años”, manifestó el Papa en su viaje de regreso a Roma.
La intención georeligiosa del viaje es muy clara y Francisco la ha enunciado así: “Los filipinos están llamados a ser grades misioneros de la fe en Asia (…) En estos días, durante mi visita, he escuchado la canción: «Todos somos hijos de Dios». Esto es lo que el Santo Niño nos dice. Nos recuerda nuestra identidad más profunda. Todos somos hijos de Dios, miembros de la familia de Dios”. El propagar la alegría del Evangelio en el continente asiático es un desafío para el cual la Iglesia cuenta con el contingente filipino: una numerosa familia cristiana, ferviente, creyente y capaz de grandes logros.
En este balance debemos destacar momentos clave de la vista papal: “Los encuentros con las familias y con los jóvenes, en Manila , fueron momentos destacados de la visita a Filipinas. Las familias sanas son esenciales para la vida de la sociedad. Da consuelo y esperanza ver tantas familias numerosas que acogen a los hijos como un verdadero don de Dios: ellos saben que cada hijo es una bendición. Escuché decir que las familias con muchos hijos y el nacimiento de tantos niños se encuentran entre las causas de la pobreza. Me parece una opinión simplista. Puedo decir, -podemos decir todos- que la causa principal de la pobreza es un sistema económico que ha quitado a la persona del centro y ha colocado al dios dinero; un sistema económico que excluye, excluye siempre, excluye a los niños, a los ancianos, a los jóvenes sin trabajo, y que crea la cultura del descarte que vivimos. Nos hemos acostumbrado a ver “personas descartadas”. Éste es el motivo principal de la pobreza, no las familias numerosas”, expresó el Obispo de Roma.
Son muchos más los logros de la visita papal al extremo oriental del Asia, pero creemos que en estas dos ideas –convivencia interreligiosa y lucha contra la indiferencia excluyente y la pobreza– se concentró toda la fuerza de la presencia de Francisco en Filipinas.
Vienen más viajes papales para este 2015; todo indica que Ecuador será uno de los destinos escogidos por Francisco. Si se confirma esta feliz noticia, desde ya nos iremos preparando para recibirlo. Estamos seguros de encontrar en el Papa de los pobres a uno más de nosotras y nosotros, con suficiente autoridad moral para alimentar nuestra fe y enriquecer nuestras perspectivas con el fin de construir el Reino de Dios en la Tierra. Francisco, iremos a tu encuentro con inmensa alegría y llenos de esperanza.
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