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En Brasilia se desarrolla el encuentro latinoamericano «Iglesias y Minería», en el que laicos laicas, religiosos y religiosas repudian el modelo de muerte impuesto por las empresas extractivas.

 En el segundo día del encuentro que reúne a más de 90 personas en representación de las comunidades afectadas por los proyectos mineros en 13 países latinoamericanos distintos, el grupo se dedicó a fortalecer su identidad y las raíces evangélicas de su compromiso en defensa de la vida y de los territorios.

 «¿Dónde estás?» Es la pregunta que desde el primer libro de la Biblia hace Dios a la humanidad. Dom Leonardo Ulrich Steiner, secretario General de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), valoró el análisis de la situación realizado durante toda la reunión e invitó a una profunda reflexión sobre las perspectivas del modelo económico latinoamericano, guiados cada vez más por el neo-extrativismo violento y excluyente.

 El mismo día, el encuentro de «Iglesias y Minería» recibió la noticia del asesinato de José Tendetza, indígena shuar, defensor de su tierra, su medicina y prácticas culturales en contra de la agresión de las empresas mineras canadienses y chinas. José Tendetza se preparaba para dirigirse con su delegación a Lima, capital de Perú, para denunciar la violencia de la minería en su territorio, en la COP 20, reunión internacional sobre el cambio climático que tendrá lugar en ese país de Sudamérica.

 Una discusión detallada sobre la mística que sostiene la resistencia comunitaria en defensa de la vida ayudó a miembros de «Iglesia y Minería» a reafirmar la esperanza más allá de la muerte y la asimetría de fuerzas en la lucha contra estas injusticias.

 Esta articulación de iglesias y comunidades de fe,  nació por la indignación que produjeron las muertes, criminalización y agresiones causadas por los principales proyectos mineros en muchas partes de América Latina.

 «La Iglesia tiene un papel qué desempeñar en muchos niveles: en primer lugar, el compromiso ético para sembrar y cultivar los valores del Evangelio dentro de la sociedad. Todo en la vida no puede ser negociable, como el agua. Del agua nace la vida y las empresas mineras la primera cosa que hacen es destruirla y contaminarla. La Iglesia en América Latina también tiene un papel importante de influencia pública, ya que sigue siendo una institución respetada por el público y los políticos, empresarios y otras instituciones internacionales para escuchar «, dice Pedro Landa, del Equipo de Reflexión , Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús en Honduras.

 «Para mí, el reto de la Iglesia es recuperar la dimensión profética, la denuncia de los abusos y la explotación de las personas, y anunciar las condiciones para otro mundo posible. La voz del Papa está diciendo que debemos poner fin a este modelo, frenar los niveles de consumo y la acumulación capitalista y buscar la armonía de la sostenibilidad. Toda la Iglesia tiene que acompañar a las personas que mantienen una presencia a su lado, y no vivir sólo del discurso «, dice Pedro Landa.

 En Brasil, la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) ha llevado a cabo importantes iniciativas y participó junto con la sociedad civil en los debates sobre la minería y sobre los riesgos de la misma en la vida de las personas y el medio ambiente. «Siento que dentro de las diversas diócesis hay una mayor conciencia en relación con la minería; la CNBB ha tomado la iniciativa de participar en las acciones que se han adelantado de resistência; también hemos sido demandados por la sociedad para discutir con el gobierno sobre la minería, en especial en el nuevo Código de Minero. Hemos participado en varias audiencias públicas con los expertos del Comité de Defensa de los Territorios frente a la Minería,  para que no se apruebe un nuevo código que prioriza sólo los intereses de las exportaciones y el capital, causando graves daños a los pobres y degradando el medio ambiente » dice dom Leonardo.

La sociedad civil también se ha movilizado para denunciar los grandes males de la minería, con las iglesias como aliados en la lucha. «Tenemos que criticar un modelo extractivo basado exclusivamente en la acumulación de capital. Gracias a Dios, los cimientos tiemblan: lo más difícil a veces es despertar a la gente a movilizarse debido -en muchos casos- también al silencio u omisión de los medios de comunicación; si las comunidades están en movimiento, este es un gran estímulo para nosotros los obispos «, reitera dom Leonardo.

 El Encuentro «Iglesias y Minería» continúa este viernes, un día dedicado a precisar  los objetivos y estrategias de acción. Una conferencia de prensa convocada este viernes permitirá a los medios de comunicación y a la sociedad una mayor interacción con esta articulación de las comunidades de fe, abiertos a la participación de nuevas fuerzas en defensa de la vida y de los territorios.

Fuente: Segundo EncuentroLatinoamericano de Iglesia y Minería

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