«Quisiera decirles a todos los que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o indiferentes: «¡El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor!»», expresó el Papa a la multitud de fieles que se congregaron en la Plaza San Pedro.
Tomando como eje de su homilía al Documento Evangelii Gaudium («La alegría del Evangelio»), Francisco se refirió directamente a las personas ateas, a quienes se han divorciado o vuelto a casar y, en general, a todas aquellas personas que por diferentes motivos se han alejado de la Iglesia, afirmado que esta gente es para él una prioridad en su trabajo pastoral:
«El Señor no hace proselitismo, da amor, y este amor te busca, te espera a vos que en este momento no creés o estás alejado. Y esto es el amor de Dios», pidiendo a sus Obispos que prediquen “… que prediquen entre los marginados. “Jesús vino [al mundo] para todos» y explicó que la fiesta de la Epifanía hace ver un doble movimiento producido por una atracción recíproca de Dios hacia el hombre y del hombre hacia el bien, la belleza, la felicidad, la justicia. Y agregó: «Jesús es el punto de encuentro de esta atracción recíproca».
Su Santidad también sugirió cultivar una «santa viveza» (o «santa astucia»), similar a la mostrada por los Reyes Magos en su búsqueda del Niño al que debían adorar: «Se trata de esa sagacidad espiritual que nos permite reconocer los peligros y evitarlos”. En el Angelus, Francisco afirmó que «… la Epifanía es la jornada misionera de los niños, propuesta por la Obra Pontificia de la Santa Infancia».
En otro tema de interés actual, el Papa, en su twitter, pidió a sus fieles que hagan un lugar a los que menos tienen: «Dejemos un puesto libre en la mesa: un puesto para el que carece de lo necesario, para el que se ha quedado solo». Además, aprovechó para recordarnos que debemos estar atentos y vigilar nuestro corazón, pues en algunas oportunidades parece un «mercado barrial» donde se encuentra «de todo», y advirtió la necesidad de saber elegir para no escuchar a los «falsos profetas». «Tantas veces nuestro corazón es una calle, pasan todos por allí» lo que nos debe llevar «a probar: esto es del Señor, esto no es, para permanecer en el Señor». «Uno de los comportamientos del cristiano que quiere permanecer en el Señor es conocer lo que sucede en el propio corazón» con el fin de no hacer caso a los «falsos profetas».