Violencia Juvenil.
En América Latina, la violencia y la inseguridad son las dos mayores preocupaciones de la juventud (personas entre los 15 y los 29 años) de América Latina. Así lo revelan los datos emanados de la 1ª encuesta realizada a más de 20.000 jóvenes de América Latina, España y Portugal. Esta investigación contó con el apoyo de la Organización de Juventud Iberoamericana, el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), y algunos bancos de la región y se realizó en 20 países.
Estos dos problemas, la violencia y la inseguridad, fueron una respuesta unánime en América Latina, mientras que en España y Portugal la juventud siente más preocupación por la situación económica que se vive hoy. En Brasil es significativo el temor que siente la gente joven ante el alto consumo de sustancias psicotrópicas y las catastróficas consecuencias que de este consumo se derivan. En Centroamérica también se resaltó la desconfianza hacia una mejor situación laboral en región, pues no hay empleo para la gente joven.
Según el informe emanado de la encuesta, “…medir las expectativas de la gente joven es de suma importancia para la región, especialmente ahora que América Latina está experimentando e incrementando el número de protestas de calle de gente joven. En nuestra encuesta de gente joven de la región son la voz del mismo mensaje que llevan a la calle: ellos esperan más en términos de reducción de corrupción, violencia, pobreza y desigualdad”.
Ya en una nota anterior, hacíamos referencia a lo que dice el Papa Francisco: un país que olvida a sus jóvenes y a sus viejos, es un país sin futuro. Fieles a estas palabras, queremos una juventud que mantenga el optimismo ahora mostrado y que, radical y urgentemente, haga frente a la violencia y a la delincuencia como salida al futuro, como alternativa al porvenir.
Si el consumismo sigue primando en las mentes y corazones de la juventud, conseguir dinero a cualquier precio será la peligrosa consiga que marque el derrotero de la vida juvenil. Es urgente generar valores cristianos que permitan una reflexión y una acción verdaderamente trascendente y digna.
