Quito, 04/09/2013.- La Economía Social y Solidaria es fundamental para los procesos de desarrollo del campo y de la gente que vive en la pobreza, y es una alternativa que lentamente va ganando espacio en este sector de la población. La iglesia cumple un rol importante en el fomento de esta alternativa que pone por encima de todo proceso económico al ser humano.
Para Manuel Chiriboga, sociólogo e investigador de la FLACSO, la economía ecuatoriana es compleja y con varias aristas. La clara intención de este tipo de economía es generar ingresos que mejoren la calidad de vida, de quienes se insertan en esta dinámica y no solo de unos pocos.
En ese sentido, plantea que “hay economía popular no solidaria, mientras que casi toda la economía solidaria es popular”. Para ejemplificar este enunciado reveló que el 56% de las personas que trabajan en Ecuador lo hacen dentro de la economía informal, es decir, de los 6’000.000 de ecuatorianos que trabajan, 3’400.000 lo hacen en el sector informal o subempleo. Para Chiriboga esta situación debe ser considerada como economía popular, pero no necesariamente solidaria.
Para José Tonello, director del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio -FEPP, concuerda con Chiriboga y complementa que, la diferencia también se genera en la intención de acumulación. “Hay acumulación mínima que permite vivir mejor, pero también hay una acumulación exagerada, egoísta, que genera inequidad”. Desgraciadamente, dijo, “esa acumulación egoísta genera poder”. Hoy más que nunca hay una mala repartición de la riqueza a nivel mundial, visibilizó Tonello al mismo tiempo que manifestó con preocupación que “esta acumulación de dinero mutila el corazón y vuelve insensible al que mucho tiene”.
La Iglesia ha trabajado para privilegiar la atención a los pobres en todo el mundo. El P. Giorgio Peroni, secretario Ejecutivo de Cáritas, plantea que sus principios están dados en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). “La DSI es la ruta que la Iglesia ha seguido para para llevar adelante su intención de promover la economía popular y solidaria”. Los fundamentos de la DSI son sumamente claros y se basan en el respeto a la dignidad humana. La Iglesia cree y promueve una economía que privilegie el bien común y la solidaridad. “Dignidad, bien común y solidaridad son los pilares de nuestra acción”, resalta Peroni.
La experiencia del FEPP (Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio) ayuda a aterrizar la gran filosofía que está detrás de la economía social y solidaria (ESS). Esta institución cristiana ha logrado en Ecuador impulsar proyectos comunitarios exitosos y que dan valor agregado a los productos agropecuarios. Se han desarrollado: 130 queserías comunitarias, 250 molinos comunitarios, 50 pequeñas fábricas de mermelada y 15 de embutidos. José Tonelo destacó con alegría que los mercados para estos productos se están abriendo e incluso en este momento no pueden abastecer los pedidos de panela granulada.
Para su representante, una de las claves para lograr esto es mc recordar que en el centro de todo esfuerzo y emprendimiento económico está el ser humano y su dignidad. “No se puede descuidar a las personas porque son ellas las que están detrás de todo proceso productivo”, dice el representante del FEPP. Por ejemplo, dice que una de las claves es mejorar “la autoestima” de las personas económicamente pobres, porque esto permitirá su progreso y profesionalización, lo cual permitirá vender mejor su fuerza de trabajo y mejorar su producción y calidad de vida”.
Otro de los aspectos importantes en los que trabaja el FEPP es en dar valor agregado al producto; en vez de producir leche, produce quesos y derivados, en vez de cacao, chocolates. Para el Director del FEPP “el valor agregado al producto no sólo garantiza mejores ingresos, sino que aumenta el empleo”.
Para Tonello la ESS es la opción para el desarrollo en el campo. “Necesitamos crear empleos regulares y estables, y eso lo podemos lograr mediante una ESS. Si logramos generar empleos regulares, vamos a reducir la migración del campesinado joven a las ciudades y vamos a garantizar el regreso de quienes vayan a estudiar a las capitales provinciales”, dijo.
Por último, la economía social y solidaria siempre va a estar enfocada en reforzar la organización comunitaria y, por ende la solidaridad. El beneficio siempre va a ser para la comunidad. Como bien dice Tonello, “los pobres son los que ponen la plata, y la plata se va a los bancos”, la ESS implica ampliar nuestra mirada ética y ecológicamente, buscando el bien común.