Al acercarse la Semana de la Movilidad Humana (2ª. semana de septiembre), hemos querido ahondar en los servicios humanitarios que prestan diferentes instituciones a las personas más vulnerables en situación de movilidad humana: las y los refugiados. Para este propósito, hemos invitado a este programa a Juan Villalobos, Director del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), y a Samuel Martínez, de la Fundación Ambiente y Sociedad, y responsable de la línea de servicio telefónica 1-800-REFUGIO (1-800-7338446)
“En 1980, el P. Pedro Arrupe, Provincial General de la Compañía de Jesús, vio en Viet Nan botes cargados de gente obligada a salir de sus tierras por la guerra, y decidió que la Compañía debía trabajar por los excluidos de los excluidos; así funda el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), que trabaja en 57 países. En el año 2000, con el Plan Colombia, se instala una oficina del SJR en Ecuador”, nos cuenta Juan.
“Ecuador es el país de América Latina con la taza más alta de reconocimiento a personas que necesitan protección. Pero hay un significativo número de personas que no han solicitado refugio –“zona gris” o “población invisible” – que no acceden a los beneficios legales que brinda el Estado ecuatoriano a personas asiladas; no podemos calcular su número, pero es muy elevado”, nos explica Juan.
“El problema no es la cantidad de gente que llega a la frontera norte, movida forzosamente por la violencia, sino la población general, muy numerosa por cierto, que no recibe los servicios institucionales que la Constitución otorga a toda persona residente en Ecuador”, puntualiza Juan Villalobos.
“Son más de 100.000 personas (“zona gris”) que están viviendo en situación irregular; los padres y madres sin visa no pueden inscribir a sus hijos en Ecuador; estos niños son, jurídicamente hablando, apátridas. Algunas normativas han permitido inscribir a estos niños y regularizar su estadía. Brindamos ayuda psicológica y jurídica y, en el caso de las/os ciudadanas haitianas, les enseñamos el idioma español”.
“Hemos podido comprobar que la gente colombiana que se desplaza en la frontera norte no viene por turismo, sino obligada por el conflicto armado que vive Colombia. Algunas de estas personas pasan más de cinco años antes de lograr regularizar su estadía en Ecuador. Estas personas no son ilegales, porque no han cometido ningún delito; son irregulares, y hay que ayudarles a normalizar su situación”, enfatiza Juan.
“La Escuela de Ciudadanía que ofrecemos en el SJR permite que la gente se empodere y luche por sí misma, llevando la bandera de sus peticiones, sin necesitar que otras instituciones lo hagan por ellas (…) Para mí, la ciudadanía universal no es una utopía; algún día circularán libremente las personas por cualquier país o continente, como lo hace hoy en día la mercancía”, finaliza Juan, Director del Servicio Jesuita a Refugiados.
Samuel, residente argentino en Ecuador hace más de 18 años, nos explica que “… la línea 1-800-REFUGIO presta servicio a la gente que está llegando a este país con urgentes necesidades y mucho desconocimiento, huyendo, con su vida en peligro, y no saben a dónde llegan. Tratan de rehacer sus vidas, pero desconocen sus derechos y obligaciones como refugiados (trabajo, educación para sus hijas/os, salud, papeles), y nosotros les ayudamos, referenciándolos –derivándolos– a instituciones que van a ayudarles a solucionar sus necesidades específicas, como es el caso del Servicio Jesuita a Refugiados”.
“La población colombiana que ha salido huyendo del conflicto debe entender que sí hay opciones, y para eso hay varias instituciones que prestan la ayuda pertinente. A nosotros, en la línea 800 REFUGIO, lo que más nos solicitan es información y ayuda en la parte legal. En frontera hay instituciones oficiales que desconocen leyes a favor de las/os refugiadas, y por esta razón, los colombianos no puede acceder a servicios bancarios, educativos y de salud. Pero debemos exaltar la actitud profundamente solidaria del pueblo ecuatoriano para con las y los refugiados”, asevera Samuel, recalcando que las y los ecuatorianos saben dar calor y acoger a quienes llegan desprotegidos y sin recursos, profundamente indefensos”.
Samuel considera que “… en la frontera, se asocia mucho a las y los colombianos con el conflicto –el paramilitarismo, la guerrilla y el narcotráfico–, pero en realidad es gente linda, a la que he tenido la oportunidad de conocer bien, y por eso invito a la gente de Ecuador a que les tienda la mano y los acoja con cariño y solidaridad”.
“La Fundación Ambiente y Sociedad está dedicada ahora a apoyar a las y los refugiados, como un brazo ejecutor de ACNUR, brindando también programas de generación de ingresos, colaborando para emprender un negocio o alguna forma de trabajo. La línea 1-800-REFUGIO quiere ir mejorando para echar una mano a los hermanos que están llegando de afuera”, termina contándonos Samuel, convencido de que las y los refugiados son las personas más necesitadas entre todos los que están en situación de movilidad humana.
Para quienes quieran conocer más sobre estas dos instituciones y los servicios que prestan, les damos aquí los contactos: el 1-800-REFUGIO (1-800-7338446, de la Fundación Ambiente y Sociedad, y el 255-9876, del Servicio Jesuita a Refugiados; también pueden acceder a la página web www. sjr.org.ec. El SJR brinda servicios en 7 ciudades del país: San Lorenzo, Esmeraldas, Lago Agrio, Santo Domingo, Tulcán, Guayaquil y Quito, en donde tiene oficinas para prestar atención a quienes la requieran.