«Vamos a construir una iglesia presente, no ausente ni irrelevante en medio del mundo, protagonista de una historia común y participada, en diálogo con la cultura, con los actores sociales y con todos aquellos que buscan construir un mundo mejor». (Mons. Parrilla)
Este sábado 2 de marzo, la catedral de Riobamba se quedó pequeña, en el acto de asunción Mons. Julio Parrilla en el cargo de Obispo de Riobamba. Su colorido era un bello reflejo de la diversidad de la provincia en rostros, estilos de vestir, carteles y estandartes multicolores. No faltaron pancartas alusivas a algunos delicados problemas sociales, como la que se oponía a la minería a gran escala.
Mons. Julio Parrilla, con pronunciación firme y seguro, inicio el Padrenuestro en kichwa, un idioma muy vivo en su nueva iglesia local. El nuevo obispo, en un saludo breve al final de la celebración, se emocionó al dar gracias, entre otros grupos y personas, a los compañeros de la comunidad Adsis, a la que él pertenece, y a Eneko, un joven con parálisis cerebral, hijo de una familia muy cercana, que se desplazó desde España para participar en la celebración.
Aseguró que la Casa Grande, imagen de la comunidad católica, iba a hacer un esfuerzo especial por acercarse a los alejados, que tal vez por sentirse poco acogidos, en un momento decidieron anidar a otras iglesias. Consistente con su trayectoria de profunda sensibilidad social, el Presidente de Cáritas Ecuador subrayó su deseo de construir una Iglesia de creyentes «comprometidos con nuestro pueblo, con los pobres y los jóvenes, pendientes de aquellos a los que nadie considera.»